viernes, 25 de junio de 2010

Tu piel.

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Contó las monedas por segunda vez,
le pidió a su corazón que no se entrometiera,
cargó su propio cuerpo en el baúl de su propia memoria,
la ira se contenía ignorada,
padres muertos,
hermanos alejados,
hijos idiotas,
miro hacia el cielo con las monedas lastimándoles las manos de puños apretadísimos,
soy mi mejor amigo (se dijo) mientras relajaba hasta la última fibra íntima de su depresión,
respiró aliviado,
sonrió,
había fornicado con la existencia,
había habitado el presente,
saldó su deuda enterrando las monedas en cualquier lugar,
todo pertenecía a la tierra,
pensó en ella,
en su piel,
todo irá bien mientras sea mi amigo, mi referencia, mi honestidad, mi valor,
mi decisión,
haber acariciado su piel,
recordarlo con tanta precisión,
también las gracias son de la tierra,
la soledad es no entenderse y entenderse es sentir sin pensar,
siempre nos reciclamos,
esperamos,
pero llegó el día en que todo quedó saldado,
terminó el sueño y llegó la realidad,
tu piel es el aire,
el sonido del viento,
el calor del sol,
no espero por ella,
vivo en ella,
ya no la recuerdo,
es este y todos los presentes.
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