lunes, 26 de diciembre de 2011

viernes, 16 de diciembre de 2011

Nos reímos tanto de como sufrí.

Nos reímos tanto de como sufrí.

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Todos estamos caminando esta calle, todos nos invitamos a descubrir tesoros que no podemos disfrutar solos, parece que necesitamos la bicisenda pero exclusiva y si es posible descubierta por nosotros.
Nadie puede limpiarnos el corazón, eso solo sucede en el presente, nadie está interesado en tu tesoro si no le prestamos atención al ajeno, parece que tirarse pedos siempre resultará gracioso.

Pero nos quedan los chistes buenos, esos que nos hacen reír de nosotros, donde somos nuestros propios payasos, el espejo y la garantía de que hasta acá llegamos en esto de mentirnos.
Pero nos falta perder la preocupación de un futuro que nadie garantiza, de un pasado que a nadie le importa y de un presente que nunca sucede.

Ahora se acerca la patada en el culo,
la cachetada en la vía pública,
el tirón de huevos....que tal che???
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martes, 13 de diciembre de 2011

El mejor negocio del centro de tu provincia.

El mejor negocio del centro de tu provincia.

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Dormido, esperando el color, con el cajón que elegí como bandera, justificándolo al no asistir a tu fiesta, los bolsillos llenos de poesías que no importaría perder siempre que me des el sopapo que me despierte, la bicicleta pronta, los árboles que nos miraron crecer se me ríen del cambio de ánimo cuando me ven correr solo por la costa del arroyo, dispuesto a negociar de esta forma: te regalo todo y no me debés nada, ni siquiera tu presencia, me sobra para diez vidas con recibir pensamientos en el viento cuando las diferentes dimensiones se crucen entre las miradas.
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martes, 6 de diciembre de 2011

El rostro y el tiempo.

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Se peina mirándose en el espejo y ve su rostro como se mira el patio de la casa de siempre. Cuesta descubrir lo que tenemos y creemos conservar para siempre. Los días por ejemplo, con su velocidad dada por el interés, que parecemos seguros de que sobran. Esperamos el próximo renglón para escribir lo que iría en rojo, pero algo nos detiene, es la mano que acerca la bandeja con la comida de las horas, con el alimento cotidiano del ego, lo que negociamos con la vida que haremos para cumplir con lo que salvamos de la doma del adolescente. Prefiero comentarte desde tus propios ojos en el espejo, que yo, simplemente no estoy seguro de poder sostener el dolor a raya y que probablemente te explique brillantemente que tengo miedo de fallar el penal, que se descubra que soy una farsa y que hice esfuerzos gigantes para que te creas mi alegría. Acá estoy, puro huevo y con miedo a que perdamos el viaje a nuestro paseo. Soy tu rostro, tu mueca, intentando que me veas a tiempo.
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domingo, 4 de diciembre de 2011

jueves, 1 de diciembre de 2011

Aquella inolvidable fiesta aburrida.



Aquella inolvidable fiesta aburrida.

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Dos hombres amigos conversan con veinte hombres simplemente conocidos y asumen que el tiempo nunca se detiene, otro fín de año los reune, se escuchan tratando (lo juro) de prestarse atención. Afuera los autos circulan (siempre circulan) y yo trato de recordar que era lo que quería de la vida, mientras alguien se ríe fuerte, dejando por aclarado que acá uno se divierte, comé, chupá y dejate de romper las pelotas. Acostándose me imagino ancianos cansados recordando momentos como este. Me paro y voy al baño, recito algunos versos que me acompañen, no la paso mal pero ni a palos acepto este premio consuelo a los buscadores de la felicidad. Me miro al espejo, bailo solo pero no me importaría que me descubran, me escapo por la claraboya del baño y descubro a muchos escapándose, tentados de risa, como niños explorando piezas en una casa desconocida que convocó a los padres a una fiesta aburrida.
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