jueves, 1 de diciembre de 2011

Aquella inolvidable fiesta aburrida.

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Dos hombres amigos conversan con veinte hombres simplemente conocidos y asumen que el tiempo nunca se detiene, otro fín de año los reune, se escuchan tratando (lo juro) de prestarse atención. Afuera los autos circulan (siempre circulan) y yo trato de recordar que era lo que quería de la vida, mientras alguien se ríe fuerte, dejando por aclarado que acá uno se divierte, comé, chupá y dejate de romper las pelotas. Acostándose me imagino ancianos cansados recordando momentos como este. Me paro y voy al baño, recito algunos versos que me acompañen, no la paso mal pero ni a palos acepto este premio consuelo a los buscadores de la felicidad. Me miro al espejo, bailo solo pero no me importaría que me descubran, me escapo por la claraboya del baño y descubro a muchos escapándose, tentados de risa, como niños explorando piezas en una casa desconocida que convocó a los padres a una fiesta aburrida.
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5 comentarios:

Capulina dijo...

La de la reposera dice que cuando anciano en tu vereda y si se puede la sillita con el tapizado rasgado ,inevitablemente recordaras las fiestas aburridas y tus quejas internas y las que disfrutaste esperando igual que terminen porque lo lindo también aburre y... viejo!
menos mal que lo escribís porque sino tu cabeza anciana no soportaría tanta información!!

Anónimo dijo...

Hermoso y acertado retrato de la incomodidad de hacerse cargo del aburrimiento. Tengo 18 años y ojalá me pase ya....escaparme por la claraboya.

Anónimo dijo...

Nada más alejado de la conformidad de los viejos, no coincido con Capulina, pero menos mal, para nosotros, que escribís.Gracias.

Capulina dijo...

Anónimo, no tiene porque coincidir conmigo, ni siquiera el autor debería hacerlo, es solo mi análisis y una mirada propia, egoísta, quizá hasta biográfica de mi vida . Solo un descargo.

Anónimo dijo...

hacete un blog Capulina y deja de romper los huevos.