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Un elefante hablando conmigo en medio de la avenida Colón, un elefante repleto de sentimientos que busca desahogar su ansiedad y me repite cronológicamente sus tristezas, sus sueños, sus frustraciones, su pasar económico durante los distintos gobiernos democráticos, porque, dice, de la dictadura no recuerda nada, era muy chico aquellos días, luego caga en medio de la avenida un sorete del tamaño de una combi, de las grandes, de la que llevan gente ansiosa de vivir de la diferencia de precios existente entre la gran ciudad y nuestra Olavarría, no tiene mucho olor su mierda, nos reímos de los funcionarios que se acercan a condenar su acción, un milico lo quiere esposar, con la trompa sobre el asfalto hirviendo y usando su sangre como tinta escribe algo mientras lo cargan en un móvil, no entiendo su idioma y ya me olvidé de él, estos poetas se reniegan de todo, así les va pienso mientras camino hacia la municipalidad a renovar mi carnet para conducir bicicletas de última generación.
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