jueves, 15 de julio de 2010

Las cuentas saldadas.

.
.
Había escuchado como un ingeniero, había prestado la atención debida, era un asunto serio, su futuro económico estaba en juego, le hablaban sus amigos, sus parientes, sus compañeros, pero el continuaba sin decidirse, su silencio resultaba incómodo. Se metió en un spa. Se perdió en su sangre. Se alquiló un paseo inocente por campos deshabitados de humanos. Se convenció sin pensar, y sin poderlo expresar con el lenguaje, de que la totalidad es el instante y que descubrirlo es la única tarea útil de la vida. Lo demás es una cuenta, una cifra, algo para actuar, para hacerse el serio. Volvió y dijo que sí a cualquier cosa que le resultara mas cómoda y práctica. Cumplió, claro que sí, lo que le importaba era otra vereda, otros pensamientos, otra gente, otra soledad,.................................................
.
.

No hay comentarios: