sábado, 16 de abril de 2011

Las manos atadas se sueltan cuando quieran los adolescentes escuchadores de canciones que les reforzaban la libertad.

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Sos el mismo,
detrás de ojos más tranquilos,
con los muertos razonados,
con el "Alvaros Barros "más encarecido y fashion,
para caminar, al sol, con hijos que dolieron,
con nervios aún enfriándose,
pero vivo en tu rebeldía,
actuando convenientemente lo que parece tranza,
ejerciendo la libertad que nos observamos en otros brillos,
continuando, íntimamente,
con los quehaceres poéticos.
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