viernes, 18 de noviembre de 2011

Corbatita se dió por enterado y nadie le borra la sonrisa.

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Corbatita se acerca cauteloso al cumpleaños de sus sueños. Otro año de trabajos forzados para conseguir aquella altura, aquella justificación de vivir que dan casa y auto propios. Pavada de estupidez, se dice Corbatita, un par largo de años después, en la clínica donde está internado por aquella complicación pulmonar. Recuerdos lentos le despliegan la evidencia de toda la vida de lucha materialista puesta al servicio del consumo, un laberinto de batallas donde el dinero y la comparación se asociaban para motivarlo. Sabe que su salud es débil y mira sus visitas sintiéndose acusado. Nietos respetuosos lo miran irse como un atardecer más. Corbatita lamenta no saber que hacer con el amor que siempre guardó para más adelante, para más tarde, para otro día. Anécdotas y risas, chistes y sobrenombres, amigos que saludan con miradas donde se leen toneladas de amor que seguirá guardado. Corbatita llora en su soledad y no consigue el porqué. Corbatita muere pero sonríe, entendió para toda su eternidad por donde correteaba la vida.
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2 comentarios:

Capulina dijo...

Mi pésame, les dije a sus seres queridos, mientras ellos con lagrimas me sonreían,una mano me estrechaban y con la otra secaban sus mejillas.

Anónimo dijo...

A mi nunca me va pasar