sábado, 26 de noviembre de 2011

Ni en pedo me pasa al pedo.

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El mundo y la vida, una bolsita de cables finos, enredados, todos ajustados por una banda elástica de recuerdos y sueños.
Las tristezas y el dolor sobrevolando el balance que se prefiere efectuar en una sala de espera, de terapia intensiva y con doña muerte cerca porque, sino, nos distraemos con alguna publicidad o cosa por lograr.
Los hijos y los amigos, los abrazos y las risas, lo que queda por compartir y lo que dejaremos por hacer, la buena intención, ese aire de eternidad que nos reclamamos, interiormente, desde siempre.
Los paisajes y los animales que nos saludan cada día, la ropa y nuestra casa, la bicicleta y el reloj, nuestro cielo y la certeza de ser el lugar indicado solo por haber nacido.
La responsabilidad libre de priorizar lo bello a lo útil, el amor al éxito.
Ahí se va, la vida, si no la valoramos ya: un pedo.
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1 comentario:

Bar dijo...

ME GUSTO MUCHO!!