domingo, 14 de marzo de 2010

El fín entre las lineas que surcan tu frente

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Los imaginó viejos, con problemas de salud, no era larga la vida, hace poco "tiempo" eran adolescentes y ahora estaban sentados, ya padres de familia, muchos separados, con la anécdota que les brillaba en los ojos.
Se mantuvo callado, estaba invadido por la sensación de incomodidad que suele afectar a los ingeniosos cuando algo no los convence, fué al baño, se miró en el espejo, se sonrió, aún trataría de disfrutar del encuentro.
En la despedida, mientras se dejaba llevar por abrazos e invitaciones frágiles, se dijo que todo era una farsa, sí, pero muy inofensiva, y que lo que no era inofensivo, era nunca descubrir la razón por la que uno acepta y alienta su práctica.
Volvía a su casa por calles conocidas, de una luz bellísima que le acentuaba la sensación de tiempo perdido, pero a la vez le encogía los hombros y lo amigaba con su nueva amiga, su mas reciente compañía: la muerte.
Desde aquellos días muchos instantes ganaron en intensidad y belleza.
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