.
.
Las vidas tranquilas alrededor de un silencio atento,
acariciando, de alguna manera, la fragilidad de la belleza,
ojos que ven lo que están mirando,
el tiempo tan libre como inexistente,
la piel flotando en una brisa de pulsión erótica,
los recuerdos tan muertos como aquellos grandes sueños,
la sangre circulando a la velocidad que indica la belleza,
las ganas satisfechas por la abundancia de lo cercano,
la compañía de la totalidad del instante,
sea este persona, cosa, aire........
lo que tenemos y que pueden llevarse,
lo que viene y lo que se debe haber ido,
un amor que nace y muere ni bien lo intentes retener,
la fe en su justa ausencia y su innecesaria presencia,
nada más, existen, nos acompañan como los ángeles de Wenders.
.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario