jueves, 15 de abril de 2010

Canciones tristes circulan lentas, lentas hacia el corazón.

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Los momentos de soledad en que lograba no pensar y a la vez captar la luz en las plantas, el olor de la tierra, el silencio de los brotes al abrirse, el aire chocando levemente contra la piel, eran, sin duda, los momentos que recordaba como verdaderos, como profundos; en ese estado de alerta a acontecimientos tan sutiles y reales, tan perfectos y presentes, en ese estado le interesaba profundamente vivir.
Pero lo cotidiano lo encontraba alejado de tales estados, el día se le sumergía indeclinablemente en la superficialidad y, aún notándolo, no lo podía impedir.
Durante varios años buscó culpables, descubrió que cada culpa que alimentaba tenía su tribu, su biblia, su lugar y sus fans.
Ahora escribe libros, o hace películas, o pinta cuadros, o actúa o hace música, o consume con apropiado interés a variados artistas, pero aquel estado caprichosamente se aleja, va por el, no le sirve provocarlo artificialmente, ya no logra fingir que se cree las mentiras.
Me lo cruce cerca del corazón, venía desganadamente en la sangre, canturreando canciones tristes, ni me saludó pero yo le sonreí, irremediablemente destinado a sentirse bién.
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3 comentarios:

Anónimo dijo...

ayyy titito, te cagué tu tan preciado oh oh oh 17...

cachula dijo...

ahora chomos dieciochooo...

Anónimo dijo...

Me gustó mucho. Tu hijo