viernes, 12 de febrero de 2010

Carta en una columna

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No volveré a verte, físicamente imposible, queda esta vida y muchas mas, es muy confuso y absurdo argumentar, cuando algo es cierto, se siente, se exprese como se exprese, la verdad es lo fuerte, la superficialidad se lleva gran parte de la vida, por esta razón, quizás, te escriba esta carta. Me apuro mientras me dura el trance, la lucidez de ver, o mas bien sentir, el amor a la vida, pues pronto volverán las comparaciones y los sueños, las actividades y los esfuerzos, los conflictos y el aburrimiento, y no seré sincero aunque sea mi máxima intención.
El mundo y la forma de vivir que aceptamos son absurdos, irracionales. Traemos hijos, nunca entendimos la vida, mucho menos el sufrimiento, pero desde nuestra propia infelicidad creemos hacerlo bien.
Ninguna palabra suplanta un abrazo, detente a mirar a tus padres, a tus abuelos, al tránsito en una avenida, a tu amor detenido en una buena intención, nunca mas volverás a esta oportunidad, físicamente imposible y sin embargo tan simple de eludir, de dejar a un lado, de volverte hacia tu propio y sutil sentir.
Se muere, se escapa lo que te quiero dar, pero te aseguro que nunca intenté decirte cosa mas importante, quizás lo sientas y esté de mas expresarlo así. Algo como dejarse de joder y mirarse, que con eso sobra para todos, pero escrito en la mirada.
Me voy, entro a trabajar, dejo este papel pegado en una columna antes de subir al colectivo, es una opción entre millones pero tiene lo mejor de mi, físicamente imposible, pero quedan tantas vidas, sin firma, sin dirección, pero era para vos.
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