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Trataba de ganarme tu simpatía contándote viejas posturas duras que siempre dan resultado en chicas independientes, salidoras. Había olvidado que mi autoestima era flaquita y me odié apenas empecé a hablar, odié tu interés. Siempre lo que es mentira cansa, y era mentira todo menos los hechos que te relataba, no me permitía inventar ni exagerar, pero la intención vaya si era falsa, y tu interés....solo querías ver una película. Es que venimos flojitos de héroes, los precios parecen etiquetarlo todo y tu sonrisa, tu onda hacia mi chiste, tiene su publicidad, tiene su postura y su público, cada cosa que tocamos la convertimos en literatura y vaya novio que estas tratando de abrazar. Me quedé callado, todo me avergonzaba, desde mis zapatillas modernas hasta tu paseo por las librerías del centro, una tristeza oscura se apoderó del atardecer, estabas a punto de preguntarme que me pasaba cuando te sonreí y me fui. No tenía nada para decir, solo me alejaba y me llamaste, tu voz diciendo mi nombre me describía perfectamente, mi locura decía presente una vez mas. Irse, siempre irse a caminar, olvidarse sin complicaciones de todos, cumplir, mantener la cortesía siempre, pero irse, dejar atrás la mentira y la postura como quién descubre una serpiente bien cerca, adentrarse en la soledad sin el miedo a perder las referencias, cortar con lo que aprendimos que es perder la vida, irse a lo totalmente gratuito esquivando, ojala que por siempre, los anzuelos de la conformidad y el confort.
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