miércoles, 3 de febrero de 2010

La generación del loro

Tu actuación podía durar toda la vida, como cuando uno soñó mucho con unas vacaciones o un evento, a la fuerza lo vuelve inolvidable, pero vos sentías la farsa y de algún modo sabías que tu proyecto de familia feliz era el producto de una infancia en la que tus padres habían fracasado el propio, entonces tu brújula indicaba siempre hacia la comparación con tu sueño, sabías que la sensibilidad de tu pareja era una postura, que tu propio compromiso con la verdad se terminaba cuando se comprometía tu seguridad social, sentías, aunque nunca te lo plantearas siquiera, la poca seriedad hacia tu propia persona, las contradicciones lamentables y tu sospechosa coincidencia con la ambición social media, tu lucha por boludeces materiales y tu orgullo ridículo por superar la media en política y arte, sí, creías entender de arte y política porque le explicabas algo a tu papá, porque leías o escuchabas a tipos recomendados por amigos que usaban la palabra "groso" para referirse a tales dinosaurios, repetías ansiosamente antes de olvidarlo porque callarte te costaba, gritabas casi, y negabas o admirabas apasionadamente justo lo contrario que el mes anterior, inofensiva, cómica como toda nuestra generación, nadie te convencería de nada en estos minutos, nadie te haría reconocer tu actuación, te reirías fuerte con pretensiones irónicas si alguien te señalara la farsa....... te miro a dos mesas de mi mesa en un bar "del palo", entre intelectuales que intercambian mensajitos y fuman, me reflejo en vos, me identifico con tu tristeza, sensación inequívoca de estar perdiendo la oportunidad, ¿de que? me preguntarías, y yo trataría de hacerte reír o de darte un beso como quién regala una poesía, que no es nada habitual pero que debería, trataría cualquier cosa menos prender el loro una vez más.

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