sábado, 6 de febrero de 2010

Un viejito que se fué quedando solo en algún patio

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Me sobra el tiempo para visitarte,
el arte se hace solo,
el apuro y la ansiedad se detuvieron completamente,
los días se perdieron en la correntada.

Me sobran las vidas para conocerte,
la gula por los excesos y la lujuria de las intenciones ya no pueden ser el precio,
vas a lograr tu sueño
solamente cuando dejes de soñar.

Nos acomodamos a la sombra de un hermoso sauce, ella cebaba mates, yo no podía pensar en nada, solo apreciaba la brisa y el olor de las lavandas, veía diferentes verdes, sentía el sabor del brebaje diluirse en la saliva y a la vez su presencia, su proximidad, en el pecho, en el hueco entre los dos ojos.
Se aburrió de mi. No se me ocurrió nada, pues no encontraba nada mejor que aquellas combinaciones de silencios repletos de caricias, que se adhirieron a mi, en cada cosa que haciamos.
No la espero, no espero nada, me cuesta pensar, y por ende, soñar, compara, extrañar...... ahora que escribo sin notarlo, ahora que estoy pensando en ella, ahora que la recuerdo sin saber cuanto tiempo pasó, ahora que dicen que soy un anciano bien conservado, me gustaría sentir su presencia, ya que no me moví, por decirlo de alguna manera, de la sombra del sauce, pero no hay apuro, sucederá, la eternidad lo garantiza, de hecho ella nunca se movió de aquí, ¿ donde creen que anida su presencia?.
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