martes, 18 de agosto de 2009

Ovillito

Vas a llamarme. No hablo de teléfonos. Nooooooo.
Esos mensajitos que superficializan todo. Noooooo.
Vas a llamarme con el corazón, como ya lo hemos olvidado.
Apostando a que ni me entere, pero lo voy a sentir.
¿Porqué?
Porque lo verdadero siempre se siente, no hay apuro.
Lo verdadero no necesita confirmación,
ni concretar nada,
llega, se instala en la atmósfera,
y, con su brillo, ridiculiza lo falso,
la persona siente "eso" t de un vistazo sopla la farsa.
Vas a llamarme. No confío en tus métodos. Noooooo.
Voy a reírme de nuestras necesidades de amar,
de las motivaciones de un abrazo.
¿Porque?
Porque la ironía da libertad, da la risa y sana,
es honesta con nuestra gran pelotudez,
no te regala a la publicidad,
llega, desnuda las intenciones detrás de las "intenciones"
y se caga en vos y en mí.
Vas a llamarme. Es genial contestarte sin que lo notes. Siiiiiii.
Estas vibraciones que te obsequio. Siiiiiii.
Vas a llamarme y ya estoy con vos.
Te recorro, completa, la corteza cerebral.
¿Porque?
Porque la felicidad prescinde de la presencia,
existe o no, según cuanto pongas de vos,
y se ríe del método,
de las herramientas y de las coincidencias
y yo parado frente al arroyo Tapalqué,
puedo, si quiero, tararear José Larralde,
puedo, y quiero, pensar en tu llamada,
hago un ovillo con ella.
Como muchas plumas que se lleva el viento,
así dejo que tu llamada pase, siiiiii,
la incorporo a la naturaleza,
irradio mi mejor pensamiento, siiiiiiii.
¿Sería yo el que llama?
¿sería yo el que no responde?
Ahora queda solo la belleza, nuestra libertad.

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