sábado, 8 de agosto de 2009

SIN ORILLAS

Nos quedamos nadando en un licuado gris hecho de pensamientos, cuando intentábamos hablar no valía la pena, estábamos desnudos de hipocresías, no nos queríamos impresionar y por eso empecé a dudar de su presencia, me sumergí mas y nadé por mi vida, los vi a todos y no me sentía yo, entonces empecé a tragar agua y morí otra vez, regresé a tomar aire, tan muerto estaban todos, cada uno de mis personajes se fueron cuando derramé el licuado en el inodoro, ahora si voy a nadar sin orillas por cualquier atención que sea digna de la realidad ( llámese ausencia de transfondo ).

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